Libérame

Estoy despierta, tengo los ojos abiertos, soy capaz de sentir y razonar, y aun así no paro de pensar en ella, en todo lo que me aporta y cómo me ayuda a descubrirme a mí misma.

Cada día me levanto evitando pensar, evitando sentir, al menos amor o vacío, evitando pensar en ella, pero no puedo, con tan solo sentir frustración o dolor necesito sentir su tranquilidad, su calma, sencillamente su bienestar, el cual me transmite con tan solo rozarme.

Cuando no puedo más, solo queda huir, huir a su lado, con su apacible aura de protección y tranquilidad, ahora mismo trato de huir, huir a su lado, a donde me pueda proteger. Nuestro encuentro está cerca, camino cansada, ansiosa y rápida, esperando con gran ímpetu nuestro encuentro.

He llegado, vuelvo a estar aquí, mi lugar preferido, el más recurrido cuando me necesito, haciéndose mi segundo hogar. Poco a poco me adentro cada vez más profundamente en ella, siento como su brisa roza cada centímetro de mi piel, que por cada paso que doy y por cada minuto que pasa, cada vez estoy más desnuda, siento en cada paso como mis pies se hunden en la arena y que cuanto más me acerco a mi destino final es menos profunda.

Se siente fría como la realidad y está oscuro como mis pensamientos, aun así, no paro mi calmado paso hasta que siento el agua inundando mis ideas, y de repente, todo cambia, ya no estoy sola, ahora estoy con ella. Cuanto más me sumerjo, mayor es el sentimiento de que todo lo negro y oscuro ahora se torna blanco y claro como la sensación de no querer salir de aquí en lo que me queda de vida.

Estamos solas ella y yo, bailando entre deseos, nadando entre esperanzas y siento que por cada brazada a parto una decepción y que por cada bocanada a parto un amor. Cada vez que me sumerjo siento que nada ha pasado realmente, solo siento que ella sin saberlo es capaz de liberar mi alma de su prisión, mientras que con su fría calidez cubre todo mi cuerpo.